Cuatro meses después… ¡de vuelta en Colombres!

Cuatro meses de limitaciones y encierro forzoso dentro de una crisis sanitaria como la del Covid-19 impidió que pudiera visitar a mi querida Villa de Colombres.

Soy de los foráneos que va a Colombres durante todo el año, incluso en los peores meses del invierno. Al menos voy un fin de semana al mes en épocas invernales de diciembre, enero, y febrero, y durante el verano voy todos los fines de semana y el periodo completo vacacional que disponga cada año. En total he calculado que resido en Colombres dos meses cada año.

Nadie podía presagiar que el Estado de Alarma iba a durar tantas semanas.

La última vez que fui a Colombres antes de la crisis sanitaria del Covid-19 fue a medidados de Febrero de 2020; el asunto ya estaba complicado por aquel entonces, pero nadie podía presagiar que los acontecimientos se iban a desarrollar tan rápido… así como nadie podía presagiar que el Estado de Alarma, y la consiguiente limitación de los derechos constitucionales más básicos de los ciudadanos, se iban a extender durante varios meses.

Durante todo el periodo de confinamiento en mi primer hogar en el País Vasco me acordé mucho de la Villa Indiana —de un Colombres que ya considero como mi pueblo— recordando los paseos con mi hijo por los jardines de la Quinta Guadalupe, las rutas por la Villa para sacar bonitas fotos para después utilizar en este sitio web, mis paradas en La Barata, El Capri, el Llagar de Keira, el Minimás, o la tienda de Asun y Azucena. Y también me acordé de las vacas y ovejas que me acompañaban en el pasado, y ayudaban a reducir el estrés propio del urbanita.

El 26 de Junio de 2020 volví a la Villa Indiana como si fuera el primer día.

Y llegó el 21 de Junio de 2020, el fin del Estado de Alarma, y el fin de restricciones para el libre movimiento por el país. Llegó un domingo… así que tenía que esperar un poco más para volver. Y el 26 de Junio de 2020 volví a la Villa Indiana como si fuera el primer día… aquella jornada de 2016 en la que volvía del notario con las llaves para abrir, por primera vez, la puerta de mi vivienda ribadedense.

Solo volví para un fin de semana, dos días que eran tan cortos como los de cualquier otro fin de semana del pasado; pero aquellas dos jornadas eran especiales, diferentes podría decir, porque era volver después de un periodo histórico de crisis, y después de ingerir mucha incertidumbre durante meses. Habían pasado cuatro meses, y abultaban como si hubieran sido cuatro años.

La gente en general sintió la necesidad de ir a su segundo hogar en el primer fin de semana de nueva normalidad… y de nueva libertad.

La primera impresión que pude atisbar fue que mi urbanización estaba tan ocupada como si fuera el fin de semana de las fiestas locales… ese fin de semana del mes de Junio fue tanta gente a mi urbanización de Colombres como el mejor fin de semana de agosto de los últimos diez años. Estaba abarrotada la urbanización ¿Por qué? Porque la gente, en general, sintió la necesidad de ir a su segundo hogar durante el primer fin de semana de Nueva Normalidad… y de nueva libertad. También influyó que en alguna provincia que aporta muchos propietarios a la urbanización existía, casualmente, un fin de semana largo por alguna festividad.

La segunda impresión que pude vislumbrar tuvo que ver con los negocios locales de hostelería. La situación debió de coger con el paso cambiado a la hostelería local, ya que ningún negocio estuvo abierto ese fin de semana. En una Villa de Colombres que tiene al Turismo y la Hostelería como una fuente muy importante de ingresos se debió generar tanta cierta incertidumbre… entiendo que nadie vio útil abrir hasta la llegada del mes de Julio.

El Palacio de la Fundación Archivo de Indianos estaba todavía cerrado al tránsito público.

El fin de semana de re-estreno también di el habitual paseo indiano con mi hijo, y cuando iba a acceder a los jardines del Palacio de la Fundación Archivo de Indianos, comprobé que todavía estaba cerrado el recinto al tránsito público… otro remanente más de un reciente Estado de Alarma finalizado y la incertidumbre de una Nueva Normalidad recién estrenada. Opté por una buena alternativa, aprovechando que estrenaba un nuevo móvil con supercámara… ¿qué mejor que ir a sacar nuevas fotos a la larga lista de edificaciones Indianas de la Villa? Y eso hice, tomar nuevas fotos para esta web; una de ellas la que encabeza este texto.

Desde aquel fin de semana del 26 de Junio hasta el momento de publicar este texto he ido a Colombres todos los fines de semana, y he podido ver, en tiempo real, la vuelta a la normalidad de una Villa Indiana tan turística… la apertura de los negocios de hostelería, la apertura de los jardines de la Quinta Guadalupe, y la constante llegada de los turistas de Nueva Normalidad. Cuatro meses después… ¡de vuelta en Colombres!

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