Los números y consecuencias de la migración hacia América en el Oriente de Asturias
A finales del siglo XIX y principios del siglo XX se dieron los niveles más altos de migración hacia América desde España; lo que se conoce como migración indiana. No en todas partes tuvo la misma importancia aquella migración, y hubo municipios, como por ejemplo Ribadedeva, donde la migración indiana fue, incluso, masiva. En este artículo se aportaran algunos números sobre la migración indiana.
Se conoce la migración de Europa hacia América desde finales del siglo XVIII, pero es a finales del siglo XIX y principios del siglo XX cuando los índices de migración se disparan. Hasta llegar a la desaparición de ese efecto migratorio llegada la mitad del siglo XX.
En Asturias el índice migratorio hacia América fue lo suficientemente elevado como para hablar de «cultura indiana».
Evidentemente, no solo desde Ribadedeva existió un índice elevado de oriundos que fueron indianos, es un efecto migratorio producido en muchos lugares de España, en unos más que en otros. Pero en Asturias, el índice fue lo suficientemente elevado como para hablar de «cultura indiana» en los tiempos que corren. Y, concretamente, en el Oriente de Asturias la migración fue y es algo que forma parte de su historia. Este artículo se centrará en mostrar algunas claves de la migración indiana en el Oriente de Asturias.
Ya centrados en el Oriente de Asturias, debemos hablar de un factor económico como el principal motivo para que los índices de migración se hubieran disparado hacia el año 1850, aproximadamente. Una hambruna generalizada en la zona noroeste de España, y problemas con las cosechas en zonas concretas del Oriente de Asturias impuso a muchos oriundos una necesidad de buscar una vida mejor en América en la mitad del siglo XIX.
Los jóvenes entre 16 y 20 años formaron parte del perfil principal de emigrantes a América.
Las edades de migración rara vez superaban los 20 años, solían estar en la horquilla de los 16 a los 20 años, y otro factor importante para que muchos jóvenes «hicieran las américas» fue también el objetivo de evitar el servicio militar obligatorio que, en aquellos años, el riesgo de toparse con una guerra durante el servicio militar era alto. Las Cortes de Cádiz impusieron en 1812 el servicio militar obligatorio, y en 1837 se abolieron todas las exenciones, así que todos los jóvenes debían ir. Hacia 1856 el servicio militar estaba compuesto por cuatro años activos y otros cuatro en reserva; ocho años en total. Por tanto, emigrar a América era una forma de evitar aquello, al mismo tiempo que se buscaba una vida mejor. El asunto empeoró en 1882, cuando el servicio militar aumentó a doce años, seis años en activo y otros seis en reserva. Tocaba ir a la mili aquellos mozos que durante el año anterior habían cumplido los 20 años, así que de emigrar, mejor hacerlo antes de cumplir los 20 años.
Mirando a Asturias, la migración en la última década del siglo XIX llevó a 63.000 personas camino de América, una media de casi 5.000 emigrantes por año. En la primera década del siglo XX hubo 88.000 emigrantes, con una media de 8.800 al año, en la segunda década del siglo XX hubo 90.000 emigrantes con una media de 9.000 al año y, finalmente, en la tercera década del siglo XX hubo 80.000 emigrantes, con una media anual de 8.000 migraciones. La segunda década del siglo XX fue la de mayor migración y, a partir de ahí, los números cayeron.
A los que hicieron fortuna o dinero importante se les llamó «indianos», y los que no corrieron la misma suerte fueron llamados «americanos del pote».
Algunos historiadores separan a los que emigraron e hicieron dinero, incluso grandes fortunas, de los que no lograron aquello. A los que hicieron fortuna o dinero importante se les llamó «indianos», y los que no corrieron la misma suerte fueron llamados «americanos del pote».
Desde el punto de vista social, no cabe duda que los indianos retornaron a sus lugares de origen una mejora social, sus familiares tuvieron más opciones de convertirse en nuevos indianos, y también recibieron una mejor vida social gracias a su parientes cercanos que habían logrado un importante estatus en América. En la Villa de Colombres hay familias de apellido conocido, como los hermanos Sánchez Escalante; el hermano mayor Víctor fue el primero en emigrar, en 1857, y aquella experiencia y la fortuna que hizo no cabe duda que ayudó al resto de hermanos, que otros también terminaron en América. Al final, cinco de los siete hermanos construyeron su «casa de indianos» en Colombres.
Muchos indianos fueron alcaldes en su municipio.
Respecto a la política, los indianos que volvieron tuvieron mayor experiencia y preparación y terminaron en la política. A principios del siglo XX era bastante común encontrar a «indianos» como alcaldes en diferentes municipios del Oriente de Asturias.
Respecto a la filantropía, no cabe duda que indianos, como por ejemplo Manuel Ibáñez Posada, o Iñigo Noriega Laso, sufragaron muchas mejoras en localidades de mucha emigración, como Colombres. También es cierto que aquellas obras eran sufragadas reservándose los filántropos algunos derechos sobre ello, a veces derechos perpetuos, pero, al final, la población en general se benefició de determinados servicios costeados por los indianos que el Ayuntamiento no podía costear.
…los indianos más ricos enviaban dinero a sus familiares…
En poblaciones tan eminentemente «indianas», como la Villa de Colombres, en el apartado económico disfrutaron de un gran beneficio… los indianos más ricos enviaban dinero a sus familiares, dinero que generó una vida económica mejor y más importante en municipios como Ribadedeva. Y los indianos que retornaron a sus lugares de origen, crearon negocios locales que aportaron trabajo y más riqueza a la zona.
La parte negativa de la migración se refleja, principalmente, en el aspecto de la demografía; la salida hacia América de los jóvenes repercutió en una caída del crecimiento de la población en casi siete décimas en Asturias en tan solo dos décadas, a finales del siglo XIX.