La primera vez que visité Colombres en 1994

En el año 1994, y casi de casualidad, visité por primera vez la Villa de Colombres, y me llamaron la atención muchas cosas de la capital de Ribadedeva.

El contexto es importante, y antes de relatar esta breve historia de mi primera visita a la capital de Ribadedeva, debo mostrar al lector el escenario de inicio para el relato.

Soy carbayón, con orígenes paternos y maternos en Llanes.

Mi padres nacieron en el vecino municipio de Llanes; mi padre nació en Villahormes, pero se crió en Hontoria de Llanes. Mi madre nació en Nueva de Llanes. En 1974 nací en Oviedo, por tanto soy «carbayón». Nací en la capital asturiana ya que mis padres ya llevaban un par de años viviendo allí, en el barrio de La Corredoria. Poco tiempo después de nacer yo, nos trasladamos a vivir al pie de la que sería Ronda Sur de Oviedo, justo en el límite con el barrio ovetense de Santo Domingo.

Mi vida discurrió entre Oviedo, lugar de residencia habitual, y fines de semana y veranos en Hontoria, en casa de mi abuela, que durante 19 años regentó la última tienda de ultramarinos que existió allí hasta la fecha. Por tanto, mi vida discurrió entre Llanes y Oviedo.

En el año 2005 me trasladé a vivir al País Vasco, concretamente a su capital Vitoria-Gasteiz, y desde aquella resido allí, lejos de mi Asturias natal.

Sabía de la existencia de Colombres y Ribadedeva desde muy pequeño…

Evidentemente, y aunque nada me relacionaba con la zona, sabía de la existencia de Colombres y Ribadedeva desde muy pequeño, porque conocía gente de la zona de Llanes que hizo vida por estas tierras, pero, para mí, el este geográfico de la Villa de Llanes era territorio desconocido, una barrera que nunca franqueaba.

Con 9 años empecé a jugar a fútbol, y jugué durante muchos años, y con 10 años formé parte de un conocido club de fútbol de Oviedo y viajé a Madrid, Santander, o León a jugar partidos de fútbol. Con 10 años, allá en 1984, pude franquear, por primera vez, la barrera al este de la Villa de Llanes para viajar a Santander, y todavía recuerdo aquello. Pasé por la antigua Nacional 634 y vi, en El Peral, el letrero indicativo de la carretera cuesta arriba que se dirigía a la capital de Ribadedeva, Colombres. Seguimos ruta, y después paramos en Los Tánagos (Cantabria), y en San Vicente de la Barquera para comer un bocadillo mirando a la ría.

Me fijé en aquella entrada en El Peral porque aquello de que conocía a gente del Valle de San Jorge de Llanes que vivían allí. Y ya no volví más por allí en mucho tiempo.

Mi moto y yo por el Oriente de Asturias…

En el año 1994, cuando contaba 19 años de edad, saqué el carnet de motocicleta, compré una Yamaha nueva, una SR Especial cromada, y empecé a ser más independiente con respecto a la movilidad… viajaba muchos fines de semana de Oviedo a Llanes en mi moto, y allí pasaba interminables jornadas con amigos de la infancia que residían en el Valle de San Jorge, a caballo entre Hontoria y Nueva de Llanes.

Un viernes del mes de octubre de 1994 salí de Oviedo con mi moto para pasar un fin de semana en la casa de mi abuela, y allí quedé con unos amigos. Uno de ellos, el sábado de mañana, me contó que ese fin de semana se celebraba una concentración de motos en Colombres; una interesante reunión donde se rendía homenaje a las motos clásicas. Ese día conocí, por primera vez, la existencia de ese evento. Me propuso ir.

Así que fuimos en moto, con mi amigo «de paquete» atrás, camino de la Villa Indiana; por primera vez entré en Colombres. Lo primero que me llamó la atención fue esa entrada al pueblo en bajada por la carretera principal con curva a derecha, izquierda, a derecha otra vez, y la final a izquierda para entrar en la Plaza de Manuel Ibáñez Posada. Y el pueblo me pareció muy llamativo.

Unas edificaciones históricas muy particulares…

Era mi primera visita, y me fijé en la peculiaridad del edificio del Ayuntamiento de Ribadedeva… una construcción diferente a otras casas consistoriales del Oriente de Asturias, con una arquitectura que se dejó llevar por la cultura Indiana del siglo XIX. La iglesia de Santa María lo mismo, me llamó la atención porque era diferente a todas las existentes en el oriente; tenía apariencia de Iglesia mejicana o cubana.

Según llegamos no paramos en Colombres, sino que seguimos recto por la carretera para llegar a Villanueva de Colombres, y de ahí subimos a unas casas en una zona rural en la ladera del monte… no recuerdo como se llamaba aquella zona, ya que eran pocas casas y era zona eminentemente ganadera. Fuimos allí porque mi amigo, ya que habíamos ido a Colombres, propuso visitar a un compañero suyo de estudios del Instituto de Llanes. De hecho costó subir allí con la moto. Las vistas de Colombres y Villanueva desde aquella zona era muy bonita.

Posteriormente, bajamos de nuevo en dirección a la capital del municipio y paramos a tomar algo en una especie de bar-tienda, aquellos tan habituales en el mundo rural en el siglo pasado, que creo recordar, no estoy seguro de ello, que aquel bar estaba en Villanueva de Colombres, a un lado de una plaza no muy grande. Pero me podría equivocar, han pasado muchos años desde aquello.

Un edificio muy popular en Asturias en aquellos años…

Volvimos a Colombres, y allí aparqué la moto entre tanto motero, y en los jardines de La Quinta Guadalupe se encontraban repartidas «por el verde» una gran cantidad de motocicletas clásicas de gran valor histórico. Recuerdo, perfectamente, una moto BMW con sidecar pintada de camuflaje que había participado en la II Guerra Mundial; y todavía funcionaba. Y también recuerdo lo llamativo del edificio y de los jardines, ya que en aquella época hacía pocos años que La Quinta Guadalupe se había convertido en la sede de la Fundación Archivo de Indianos, y se había convertido también en la sede del espectacular Museo de la Emigración. Un edificio muy popular en Asturias en aquellos años.

Me resultó llamativo el tamaño de la concentración de motos clásicas, así como la Villa de Colombres me pareció completamente atípica. Me quedó claro en la visita que aquella villa encerraba mucha historia, y era diferente a otras de la zona oriental de Asturias. En definitiva, me encantó.

Tardé muchos años en volver allí, a Colombres y Ribadedeva. En los años 2004 y 2005 iba en muchas ocasiones de fiesta a Unquera con amigos de Llanes, y empecé a conocer a gente de Colombres, Villanueva de Colombres, Bustio, y Unquera. Me quedé varias veces a dormir en Bustio, en casa de unos conocidos.

En el año 2005 me fui a vivir a Vitoria-Gasteiz, pero seguí visitando Llanes desde el País Vasco, solía ir a menudo a casa de mi abuela en Hontoria, y después también me empecé a quedar en San Vicente de la Barquera. Desde ahí me movía por la zona del Val de San Vicente, en Cantabria, y de Ribadedeva en Asturias.

Para el año 2007 y 2008 Colombres había crecido mucho…

Para el año 2007 y 2008 Colombres había crecido mucho, urbanizaciones nuevas, mucha casa de nueva construcción, y se habían peatonalizado y mejorado muchas calles… cada vez estaba más bonita la Villa de Colombres. Y llegó el año 2016, el momento en el que mi mujer y yo habíamos decidido comprar una segunda vivienda en la zona del Oriente de Asturias, para venir a Asturias desde el País Vasco en épocas de descanso.

Y así, en 2016, aquella villa que me había llamado la atención en 1994, cuando contaba 19 años de edad, se había convertido en «mi villa», «mi pueblo», y mi «lugar seguro» de descanso. Habíamos comprado el segundo hogar en la Villa Indiana. Es importante destacar que no tengo orígenes en Ribadedeva, ni lazos familiares, ni siquiera lazos por amistades… todo fue creado después… nunca tuve nada allí antes del año 2016; pero realmente, en poco tiempo, es posible crear un arraigo importante de la nada tan fuerte como el que cuentan aquellos que llevan toda la vida allí. Y así fue.

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