Un domingo cualquiera en Colombres
Un domingo cualquiera en Colombres puede no ser, en realidad, un domingo cualquiera. Todo es relativo y, en Colombres y Ribadedeva, más todavía. En esta publicación voy a contar mi propio “domingo cualquiera” en Colombres.
En el año 1999 el gran Oliver Stone dirigió la película “Un domingo cualquiera” con actores y actrices de lujo como Al Pacino, Cameron Díaz, James Woods, Dennis Quaid, Jamie Fox… algunos de ellos ganadores del Premio Óscar como Al Pacino o Jamie Foxx, que ambos ganaron también el Globo de Oro junto con James Woods, sin contar los tres premios Óscar y los cinco Globos de Oro de Oliver Stone. La película está centrada en el Miami Sharks, un equipo de fútbol americano, y explora el lado oscuro y la brutalidad del deporte profesional, la lucha de la vieja guardia contra los jóvenes, los negocios en el deporte, y la búsqueda de la gloria efímera versus los valores perdidos.
Los Miami Sharks, el fútbol americano, y Colombres.
¿Y qué carajo tiene que ver el Miami Sharks y el fútbol americano con Colombres y sus domingos? Pues mucho. Porque, básicamente, el título de la película “Un domingo cualquiera” es irónico… la historia que cuenta es, en realidad, que nunca un domingo es cualquiera. Siempre sucede algo relevante.
Y por ahí voy, porque voy a Ribadedeva un fin de semana cualquiera, en pleno otoño o invierno y en época de bajo turismo, y en Colombres puede no ser “un domingo cualquiera”. Así que voy a contar en esta publicación “mi domingo cualquiera” ¡Venga! ¡Vamos con ello!
Un fin de semana largo, pero corto…
Básicamente, estuve del 6 al 7 de diciembre de 2025 en Colombres pensando encontrar un “fin de semana cualquiera” y no fue así. Un fin de semana que no fue puente, fue “fin de semana largo” porque solo había un día más, en una zona donde el turimso que proviene de Madrid (muchos de mis vecinos son de Madrid) ocupan un importante porcentaje de los foráneos, que para ellos un día más a cuatro horas y media de distancia sigue dando “para poco”, sumado a que los partes meteorológicos estuvieron dos semanas antes (y durante 7 días) afirmando que iba a llover prácticamente los 4 días, añadiendo un otoño de 2025 atípico, sin los habituales puentes de octubre y noviembre… no daba lugar para mucho. Todo apuntaba en la dirección de “un domingo cualquiera” real.
Uno de los factores que nos llamó la atención cuando compramos vivienda en Ribadedeva en 2016, recordando que no tenemos ningún tipo de relación familiar ni orígenes en el municipio hasta ese año, fue la elevada capacidad de los oriundos de crear y organizar eventos que fomentan la asistencia de personas. No podemos comparar la fuerza del municipio de Llanes con sus 104 poblaciones, sus 13.549 residentes censados, y los 56 kilómetros de costa con las 10 poblaciones y los 1.887 habitantes censados en Ribadedeva. Y, por eso mismo, el municipio destaca a simple vista. Cuando no es una Feria de Indianos, hay un festival de cortos, o unas jornadas de “Ribadedeva en Danza”, o una histórica concentración de motos clásicas, o una carrera de motos clásicas… o se organiza un Mercado de Adviento, y etcétera, etcétera, y más etcétera.
Una alta capacidad para organizar eventos.
Cuando llegamos los “foráneos”, a primera vista no solo destaca la elevada cantidad de arquitectura indiana que alberga el municipio, que es una inevitable evidencia para cualqiuera. También destacan otros aspectos. Y uno de los que más me llamó la atención al principio fue, precisamente, lo comentado en el párrafo anterior: la alta capacidad de organizar eventos que, finalmente, atraen a las personas.
Voy al grano. Domingo 7 de diciembre de 2025, decidimos que era un día para pasar en la Villa Indiana, y sabía (desde solo unos pocos días antes) que había un evento programado para el fin de semana: Un Mercado de Adviento. Especialmente mi hijo de 7 años quería ir, así que fue el objetivo marcado para ese domingo. Retornando un poco a lo ya compartido, que 15 días antes del fin de semana daban agua en la zona, me llamó la atención que los anuncios que vi en redes sociales del Mercado de Adviento destacaban precisamente eso: “no va a llover en todo el fin de semana”. Una sugerente invitación a aquellos foráneos con segunda residencia y turistas de otoño/invierno para que no dudaran en visitar Ribadedeva por impedimientos varios que todos sabemos que pueden frenar al visitante temporal.
Numerosos puestos en el Mercado de Adviento.
Bajamos en torno al mediodía a la Plaza Manuel Ibáñez Posada, e hicimos la visita oportuna… muchos puestos de muchos tipos, pero principalmente destacaba lo navideño, evidentemente. Pero aunque sea un mercado de adviento, no pueden faltar los complementos imprescindibles. Por ejemplo, vi un puesto comandado por unos niños adolescentes donde había de todo para ejercer de gourmet: pinchos variados, unas tortillas de patata rellenas de jamón y queso… y más productos de deguste… aquello es elemento fundamental para darse un buen homenaje… un ágape en condiciones.
Pero lo principal era, como cabía esperar, toda la artesanía tan habitual en este tipo de marcadillos. De hecho compré para regalar un par de pulseras y algún anillo, todo artesanía. Los puestos eran muy interesantes de ojear.
Respecto a la afluencia, en una época en la que otros años da para sacar hasta una semana entre puentes festivos nacionales y teniendo en cuenta que este año daba para poco, como ya he comentado, sumado a los presagios equivocados de un tiempo poco adecuado, me llamó la atención que el ambiente en calidad y cantidad, respecto a esa afluencia, estuvo más que bien.
La visita de restauración.
Una vez terminada la visita al mercado, tocaba la habitual visita de restauración. Primero tomar algo en la ya mítica e histórica terraza de El Capri, tan excelentemente atendida, como siempre. Es uno de los lugares que suelo visitar, y era una parada ideal para tomar algo justo en “el meollo” del evento de domingo que, además, cuenta con una vista en altitud a toda la plaza con su Mercado de Adviento inmejorable. Y, después, la inevitable visita a “La Barata” donde, además, correspondió comer. Después llegaría algo tan único y español como es la sobremesa en la misma zona de acción.
Además de todo lo anterior, entre uno y otro, no faltaron las paradas para “charlar” con las personas conocidas que me fui encontrando. Y no fueron pocas las ocasiones que tuve de ello. Dicen de mí que “no callo ni debajo del agua”, y en los nueve años y medio que llevo de relación directa con Colombres y Ribadedeva, pues ya conozco a mucha gente que tiene relación directa con el municipio.
«Un domingo cualquiera» de diciembre.
Y así pasó aquel día dominical que, perfectamente, por afluencia y movimiento, pudo parecer de agosto en lugar de ser “un domingo cualquiera” de diciembre.















