Crónica de la Feria de Indianos de 2024 de Colombres y Ribadedeva
Desde el año 2016 intento no faltar a la Feria de Indianos, y este año no fue una excepción y, por ello, comparto aquí mi crónica de la famosa fiesta ribadedense que es celebrada anualmente durante el segundo fin de semana del mes de julio.
Especialmente este año me he encontrado en la Feria de Indianos a unas cuántas personas ajenas a Ribadedeva que me conocen y que estaban en Colombres disfrutando de ese magnífico evento anual. Y en el 100% de los casos me preguntaron… ¿Qué haces tú por aquí? La pregunta era evidente, porque saben que no soy de Ribadedeva ni tengo el más mínimo origen familiar en este municipio indiano.
¿Y qué haces tú por aquí? Este es mi pueblo.
Mi respuesta siempre es la misma: «¿Y qué haces tú por aquí? Este es mi pueblo». Efectivamente, no tengo ningún lazo familiar con Ribadedeva por mucho que me aleje en mi árbol genealógico. Además, debo considerarme un «cosmopolita cantábrico»… nací en Oviedo, toda mi familia paterna y materna procede de Llanes, me bautizaron en Nueva de Llanes, y vivo en el País Vasco desde el año 2005, concretamente en Vitoria-Gasteiz.
Pero desde el año 2016 mi lazo con Colombres y Ribadedeva se estrechó al adquirir mi segundo hogar, llegando a considerar a Colombres como si fuera mi lugar de origen o nacimiento. Y, desde ese mismo año 2016, fui descubriendo todo lo que Ribadedeva ofrece, que es mucho. Haciendo mi labor divulgativa sobre Colombres y Ribadedeva a través de esta web y en Internet, intento no faltar en los momentos importantes del municipio más oriental asturiano, aprovechando después para hacer crónicas «a mi manera».
El fin de semana del 12 al 14 de julio de 2024 se celebró en Colombres la Feria de Indianos…
El fin de semana del 12 al 14 de julio de 2024 se celebró en Colombres la Feria de Indianos, que tiene fecha fija en el calendario festivo anual: el segundo fin de semana del mes de julio. No me perdí el evento, aunque principalmente me centré en el domingo durante la mañana y parte de la tarde. Y aquí comparto la crónica.
Para acompañar a la crónica, incluyo al final del texto la galería de fotos que un servidor y mi mujer tomamos del evento. Si en el texto hago referencia a alguna foto, la haré siempre en número ordinal de izquierda a derecha y de arriba a abajo.
Unas letras de Cuba en la entrada este de la Plaza del Ayuntamiento…
Recalé en la Plaza de Manuel Ibáñez Posada en torno a las 13 horas del domingo 14 de julio, aprovechando un excelente día, muy despejado y soleado. Accedí por el lateral cercano a la entrada de la Finca del Archivo de Indianos, donde había un escenario con un grupo musical de origen cubano. Justo al acceder a la plaza se encontraban unas letras gigantes, coloreadas con los colores patrios, con el texto de «Cuba»… el lugar idóneo donde tomar fotos en grupo, o incluso los modernos selfis (ver fotografía número 11). Huelga decir que la Feria de Indianos del año 2024 estuvo dedicada a Cuba.
El grupo musical no dejó de tocar durante todo el mediodía con música de origen cubano muy agradable y, por momentos, las letras de Cuba allí colocadas generaban cola para la toma de las correspondientes fotografías. Como todos los años, alrededor de la atípica plaza elíptica se encontraban numerosos puestos de mercado, muchos comerciando con productos variados y de todo tipo… otros centrados en la gastronomía (ver fotografías 3, 6, 8, 9, 12, 13, y 22).
Buñuelos de calabaza y pan de pita…
La primera parada la hicimos en el puesto donde ofrecían unos excelentes buñuelos de calabaza y un delicioso pan de pita con carne en salsa, cebolla, y salsa de jalapeños. De bebida, cerveza Coronita de origen mejicano… como rezaba en un llamativo cartel: «Cerveza Indiana». En ese puesto pude disfrutar de los buñuelos y del pan de pita… y de la cerveza también que el calor llamaba a ello. Más difícil fue conseguir medio banco de la plaza con algo de sombra para disfrutar de la comida recién comprada sentados y escapando de un sol que calentaba mucho.
Después tocó hacer rondo visitando los puestos, todos bien organizados, bien presentados, y llamativos, como se puede ver en las fotografías de la galería inferior. Lógicamente, en la mayoría de puestos siempre aparecía algo que hiciera referencia al país homenajeado en la Feria de Indianos… en este caso, Cuba (ver fotografía número 9).
Seguidamente, y con el sol reinante, se hizo necesaria una parada en el bar oficial de la Feria de Indianos, que he de destacar que estando lleno de gente, atendieron muy rápido y siempre había forma de encontrar un hueco para pedir. Mucha gente trabajando en la barra, y una rápida atención.
Vehículos americanos para trasladar al público a la época indiana…
Lo más llamativo de la Feria de Indianos siempre está en la gente que se viste de la época Indiana, porque ese toque es especial y único. El sábado, en el entorno del Archivo de Indianos, se dejaron ver varios vehículos americanos clásicos realmente espectaculares para acompañar a los «ropajes». La gente vestida de indianos durante todo el fin de semana es, sencillamente, espectacular, y es el toque definitivo a un evento festivo único en el norte de España.
Para rematar la faena gastronómica de la Feria, y gracias a que año tras año se sitúa la habitual parrilla justo al lado de la estatua del insigne Manuel Ibáñez Posada, se hizo necesario degustar las costillas y el chorizo criollo, que estaban realmente sabrosos (ver fotografías números 19 y 21).
Visitando a Víctor y Pepe…
Posteriormente, correspondió hacer una visita ineludible a un puesto muy especial este año… el puesto dedicado al cuento infantil «El Pequeño Indiano». Allí se encontraba Virginia Casielles, autora del cuento, también vestida de indiana como otros asistentes, y con un puesto llamativamente decorado. Tenía pendiente conocer en persona a Virginia, ya que solo nos conocíamos en la versión virtual e internáutica. Y allí, mi mujer y yo, charlamos un rato con ella y compramos para mi hijo una taza de Víctor y Pepe, protagonistas del cuento infantil. Un dibujo de gran tamaño del pequeño indiano Víctor se encontraba decorando el puesto, retrato que se puede ver en la fotografía número 10 de la galería compartida al final de este texto.
El mediodía y parte de la tarde del domingo 14 de julio lo pasamos en el interior de la plaza elíptica presidida por la Casa Consistorial de Ribadedeva, arropados por una gran asistencia, pero en un ambiente realmente tranquilo, agradable, y ameno. Debo reiterar que el acompañamiento musical, que estuvo muy bien ajustado en volumen para no parecer una verbena, era apto para acompañar a las diferentes degustaciones que ofrecían los puestos, así como para tomar algo en buena sintonía. Una música cubana que se adaptó a todo y que ayudó a generar la atmósfera indiana que año tras año busca recrear el evento ribadedense.
Y, por momentos, parecíamos estar en la mismísima La Habana.
Unir culturas y… personas…
Durante las horas que allí estuvimos, nos encontramos con personas conocidas de Colombres y alrededores con las que pudimos conversar muy animadamente… y agradablemente… si es que este tipo de eventos no solo unen culturas, sino que también unen a las personas.