Feria de Indianos 2025 en Colombres: una crónica muy personal
Un año más, he podido disfrutar de la Feria de Indianos en la Villa de Colombres, la del año 2025. Y en esta web, este sería el quinto artículo dedicado a la Feria de Indianos, un evento al que intento no faltar ningún verano. Pero, al final, tanta crónica del mismo evento es «repetitivo», porque el fondo es el mismo. Para mí, lo que marca la diferencia son las sensaciones que cada uno se lleva. Por eso, esta crónica de la Feria de Indianos del año 2025 está enfocada de una manera muy personal. Mis sensaciones.
La Feria de Indianos es un magnífico evento celebrado anualmente en Ribadedeva el segundo fin de semana del mes de julio desde el año de 2008, que fue celebrada la primera feria. No voy a repetir siempre lo mismo, esa crónica que cambia en los detalles. Por ello, está crónica de este año va a ser muy personal… mis sensaciones.
Al final del artículo, como siempre, incluiré una galería fotográfica de cosecha propia. La foto que encabeza este artículo a modo de portada, y aproximadamente la mitad del resto de fotografías de la galería, son obra de Lorena Argüeso, mi cónyuge. El resto, son de mi autoría.
Un visitante de 12 meses al año…
Visito Colombres los doce meses del año… en invierno no falta el fin de semana que aparezco por esta tierra, y en temporada alta estoy la mayor parte del verano por tierras ribadedenses.; agosto es un mes que prácticamente lo paso entero en Colombres. Pero hay una fecha especial que intento tener tachada siempre en el calendario… ese segundo fin de semana de julio de cada año, donde la visita a Colombres está casi garantizada para disfrutar de la inigualable Feria de Indianos.
En este año de 2025 el país homenajeado en la Feria de Indianos fue Puerto Rico, y en un primer «mini-tour» el sábado por la mañana, tuve la impresión que había más personas que nunca vestidas de indianos e indianas, y con trajes realmente llamativos, espectaculares diría yo. Sobre todo las vestimentas femeninas, algunas eran dignas de sacar fotos «robadas» porque los trajes eran realmente llamativos y trabajados. Un viaje en el tiempo a la época de la emigración americana.
Vehículos de otro planeta rondando Colombres…
Después, ya por la tarde, fui a repostar el coche a la gasolinera de El Peral con mi hijo de 7 años, y allí estaba también repostando una furgoneta Ford con carrocería estilo años cincuenta del siglo pasado, cuyo conductor, al ver a mi hijo con los ojos como dos lunas grandes por estar maravillado con aquella estampa, pegó varios acelerones, que mostraron a El Peral y alrededores que aquellos motores son de otro mundo. Un sonido realmente espectacular… desde luego, mi hijo nunca había visto un coche así, y mucho menos lo había oído. Detrás de ese coche estaba otro enorme, verde, estilo americano, cuyo morro no tenía final, y con una anchura también descomunal. Para mi hijo esos vehículos forman parte de un mundo sin explorar. Desde luego, huelga decir que aquellos vehículos venían de Colombres y su Feria Indiana.
Como he repetido reiteradamente en otras publicaciones en esta web, no tengo ningún lazo familiar con Ribadedeva. Mi origen natal está en Oviedo, donde viví 31 años, y toda mi familia materna y paterna proviene del municipio vecino de Llanes. Y desde hace 20 años resido en la capital del País Vasco, en Vitoria-Gasteiz. Pero para el poco tiempo que llevo por Colombres, el 12 de julio se cumplieron 9 años desde que compramos la segunda residencia en la Villa Indiana, cuando voy caminando con destino al entorno de la Plaza de Manuel Ibáñez, que no son más de 200 metros, no hago más que parar para charlar amistosamente con diferentes personas. Al final, ya conozco a muchos de los habitantes de Colombres, y no menos de los que vienen de fuera y tienen su segunda vivienda también en Ribadedeva.
Noche y reencuentros…
Para mí, la Feria de Indianos es un lugar de reencuentro con personas que son como yo, habitantes intermitentes, a los que antes se les llamaba en el Oriente de Asturias «veraneantes», aunque algunos rompemos totalmente la barrera del verano. Pero va más allá… el evento también es el reencuentro con habitantes oriundos de la población y alrededores. Al final, hablé con una gran cantidad de personas y no podría enumerar a todas porque alguna se sentiría ofendida por dejarla en el tintero por descuido mío… enumerar tantas personas sin dejar a nadie fuera sería un riesgo. La noche del sábado de esta Feria de 2025 fue prolífica en eso, en hablar con gente… en la promoción del reencuentro, que siempre genera sentimientos altamente positivos.
Y la noche se alargó hasta casi las dos de la mañana de no parar de hablar con personas de aquí y de allá. De saludar y preguntar aquello de: ¿Qué tal va todo? Además, no sé por qué, pero tanto la Feria de Indianos como la Fiesta del Bollu y las Fiestas de la Asunción y Sacramental son un continuo foco de reencuentros especiales en mi caso personal; todos los años me reencuentro con alguien con el que perdí lazos con el paso del tiempo. Y, casi siempre, son personas que nada tienen que ver con Colombres y Ribadedeva, pero que caen en las redes de la atracción «casi lunar» de la Feria de Indianos… el embrujo de una fiesta que «engancha» a los de cerca… y a los de lejos. Este año la Feria de Indianos me trajo el reencuentro de un viejo amigo, de Oviedo, con vivienda desde hace años en la población de Porrúa en Llanes, persona con la que jugué al fútbol durante varios años en la juventud, pero que al trasladarme al País Vasco, terminé de perder el contacto, perdiendo incluso hasta el número de su móvil. Nos reencontramos en la Feria de Indianos, y allí recuperamos esos datos de contacto perdidos, además de hablar durante largo y tendido de lo acontecido esos últimos 25 años perdidos.
Influjo de una feria que nos retrotrae al pasado…
De la Feria de Indianos lo que más me gusta, y lo que creo que genera «influjo» en los que no somos oriundos y que de una forma u otra terminamos en el evento, es la transformación de la Villa Indiana del siglo XXI en una población en plena celebración a finales de lo siglo XIX y primeros años del XX. Esas vestimentas, esos coches, esos puestos que destacan todo lo relacionado con la emigración hacia las américas… reconozco que, hasta la fecha, no tuve el atrevimiento de vestirme de indiano, pero me encanta ver al resto que sí lo hacen.
Para mí, el día especial, el más importante y al que estos últimos años no falto, es el domingo por la mañana del fin de semana de Feria de Indianos. Es el día de dar varias vueltas a la elíptica Plaza de Manuel Ibáñez para ver todos los puestos… atacar aquellos de comida, que ahí nada sabe mal y todo te indica que debe ser comido, y parar a tomar algo en ese bar con aroma de «fiesta de prau» del Oriente de Asturias. Para comer ningún año me faltó el plato de costillas con chorizo criollo que se cocina en vivo y en directo, a la parrilla, en el centro de la plaza, justo a los pies del insigne hombre que da nombre al lugar. Este año, tampoco… tanto las costillas como el criollo, están espectaculares. Pero también hay que probar los buñuelos, y otras delicias que se pueden adquirir en los diferentes puestos.
Visita al puesto de «El Pequeño Indiano»…
Tampoco debía faltar la habitual visita de domingo al puesto de «El Pequeño Indiano» que bien regenta esos días Virginia Casielles, autora del fabuloso libro histórico de Ribadedeva titulado «Una Saga de Maestros de obra», así como del excelente cuento de «El Pequeño Indiano». Al final, es una promoción altamente acertada en el sentido de difundir la maravillosa historia de la emigración a las Américas desde el municipio de Ribadedeva.
No soy ribadedense, no tengo ningún lazo familiar con Colombres y, además, soy «urbanita» de nacimiento y de residencia. Hace no mucho me decía un amigo que tiene segunda vivienda en Colombres que él, hasta hace bien poco, no tuvo nunca «pueblo»… siempre fue de ciudad, y de las grandes de verdad. Considero que todos deberíamos tener «pueblo», y yo siempre fui «urbanita» de nacimiento y residencia, pero con pueblo… pasaba fines de semana y temporadas estivales en el municipio de Llanes, en casa de una de mis abuelas. Pero, desde luego y desde hace 9 años, Colombres es mi pueblo y, como tal, intento dar a conocer todos sus encantos, que no son pocos. Es como si Colombres y Ribadedeva siempre hubieran estado ahí para mí.
Deudas y deberes…
Es deuda y deber agradecer y reconocer la labor de todos aquellos ribadedenses que trabajan duro para que, año tras año, se celebre la Feria de Indianos de una forma tan espectacular y especial. Gracias a todos aquellos que hacen posible que otros podamos generar sentimientos con este tipo de eventos, pudiendo ser parte de lo que ya consideramos «nuestro pueblo». Mi forma de agradecer y ser parte de éste municipio de Ribadedeva se traduce en esta web y sus publicaciones, que pretenden que Ribadedeva y Colombres cuenten con una especial presencia en el mundo digital.